El tiempo extraviado
Esa noche, no paso, un solo momento en el que no quisiera dejarte aquí unas líneas, debo empezar la factura, que bonita nariz y que magnética se me olvidaba que era tu sonrisa, te abrazo la espalda y me enredo en el nudo que ya tenia hecho, es breve y por eso de cuantiosa carga anecdotaria estar aquí.
En la entrada hay unas estatuas con rostro de media luna, que a plena vigilia se iluminan con el tragaluz interior, destellando en sus ojos los colores difractados de , aunque difícil de definir la expresión que tienen seguro se cagan de miedo tanto como yo.
Dices lo más parecido a: " voy a elegir recordar este momento" , mientras veo colarse en la esquina de nuestra ventana una diminuta luz azul, me siento tan pequeñita en esa habitación habitando en tus brazos, aunque despertar te quite la sonrisa de propiedades imantadas, puedo sentir ese cambio y esa profunda conexión.
Sabia que no tenias los huevos de preguntar por el tatuaje, ese es un apunte que me llevo en el bolso, que dormír en tus salmos y en tus omóplatos no clarifica lo que acaba de pasar.
Qué hay, si no la nada de decir, entre tu y yo.
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